Javier Sardá, un coherente hombre de izquierdas
Una historia publicada en Interviu sobre la fortuna de Javier Sardá. Muy posiblemente la persona que más influyó en movilizar ese voto joven, y muy poco y muy mal informado, contra el PP, o lo que vino a ser lo mismo, a favor del PSOE. Jóvenes que todos conocemos, que se atreven a hablar de política sin haber leído un periódico en su vida y desconociendo lo que es un telediario. Por lo general, víctimas de la LOGSE (ley socialista, no se olvide) que no se han arreglado por su cuenta, mas bien al revés. Gente, en fin, fácilmente manipulable por cualquier iluminado con labia como Sardá.
Eso si, como no poca gente gente "de izquierdas de toda la vida" que hay en este país, una cosa es lo que dice y otra lo que hace. El señor Sardá amasó una grandísima cantidad de dinero con su programa, porque la telebazofia vende, vaya si vende. Y como buen hombre de izquierdas que dice ser, pensé yo que lo habría donado, dejando a un lado lo mínimo para vivir, pues a alguna ONG, o que habría construido albergues, u orfanatos. Y resulta que no, que el dinero lo usó para comprarse viviendas ("especular", en lenguaje progre), coches, fincas, yates... Una vida muy muy de izquierdas, como pueden ver. Así me hago yo de izquierdas, y de lo que haga falta. Y luego da lecciones...
Después están los datos, curiosos cuanto menos, de que el señor Sardá no está censado en España (¿vota? ¿cómo paga impuestos? ¿no es obligatorio estar censado si se vive y trabaja en España?), y de que no tiene cuentas bancarias a su nombre.
La fortuna oculta de Sardá
Tras ocho temporadas con `Crónicas marcianas´, su fortuna asciende a 40 millones de euros. Entre sus caprichos, los barcos, aviones y coches de época son sus caprichos. Entre sus propiedades declaradas, una gran finca en Canet de Mar (Barcelona) de 22.000 metros cuadrados y cuatro pisos en la Ciudad Condal.
08/08/05 Dicen quienes le conocen que es un hombre hermético y poco dado a las ostentaciones. Javier Sardá ha echado el cierre a ‘Crónicas marcianas’ tras ocho temporadas en Telecinco y se ha tomado un tiempo sabático. Pero puede permitirse todo el que quiera. Acumula una fortuna de 40 millones de euros. Entre sus caprichos, los barcos, los aviones y los coches de época. Entre sus propiedades declaradas, una gran finca en Canet de Mar (Barcelona) y cuatro pisos en la Ciudad Condal. Cuando se pregunta sobre Javier Sardá en medios televisivos, la respuesta es siempre la misma. Nadie sabe nada. Con fama de hermético, Francisco Javier Sardá Tamaro, el showman más famoso de la televisión, es un hombre blindado. No concede entrevistas, no hace declaraciones y no quiere que nadie husmee en sus asuntos, hasta el punto de no tener cuentas bancarias a su nombre en España y ni siquiera figurar en el censo electoral. De él se dice, también, que es un hombre de gustos sencillos, muy amigo de sus amigos, respetuoso con su equipo y cariñoso con sus colaboradores.
Los buenos resultados de Crónicas marcianas le han permitido, incluso, tomarse un tiempo sabático, pese a que le quedan dos años de contrato con Telecinco. Javier Sardá es rico, muy rico. Pero pocos conocen cómo y dónde ha invertido el patrimonio de 40 millones de euros que, según estimaciones obtenidas por esta revista en medios televisivos, ha conseguido acumular tras casi treinta años de trayectoria profesional. Los ocho últimos, al frente de Crónicas marcianas, un programa que produce Gestmusic y que no sólo ha marcado un antes y un después en la televisión en España, sino que ha permitido a Sardá incrementar de forma vertiginosa su fortuna personal. Hasta una media de nueve millones de euros anuales ha ingresado Sardá en los dos últimos años gracias al programa. Además de su sueldo como presentador del late night, el periodista, en su calidad de productor asociado, percibía parte de los dividendos que Gestmusic repartía gracias al programa, a lo que habría que sumar sus contratos de publicidad cuando, por ejemplo, anunciaba discos o películas.
El éxito de audiencia que durante ocho años ha mantenido Crónicas marcianas –cerró la temporada 2004-05 con un 29,4 por ciento de audiencia y 1.471.000 espectadores– le ha permitido negociar al alta sus sucesivos contratos con Telecinco, siempre mediante Gestmusic, controlada por Toni Cruz y Josep Maria Mainat, personas muy cercanas al periodista. La única empresa vinculada a Sardá es Balandrix, S.L., cuyo objeto social es la representación de artistas y de la que es socio y administrador único. Pese a que no tiene una actividad significativa, Balandrix generó en 2003 un volumen de ventas de tres millones de euros. Ese mismo año, Sardá recibió, como administrador de la empresa, una retribución de 242.965 euros. En 2003 esa sociedad ingresó un millón y medio más de euros que en 1998, al poco de haber comenzado a presentar Sardá Crónicas marcianas en Telecinco.
Subiendo como la espuma
Balandrix está detrás de cuatro de las cinco propiedades en las que aparece el popular showman: una finca en la localidad costera barcelonesa de Canet de Mar –con una vivienda de 300 metros cuadrados y 22.000 metros de terreno– y cuatro pisos en la Ciudad Condal. La sociedad, constituida en 1992 y propiedad al cien por cien del periodista, es la que utiliza como empresa patrimonial. A nombre de la firma estaba el barco que el presentador compró a medias con un amigo de Canet de Mar, y que acaba de vender, y algunos de sus vehículos.
Sólo un inmueble, un piso de 140 metros cuadrados ubicado en la céntrica calle de Balmes de Barcelona, aparece a nombre de Javier Sardá Tamaro, según datos del Registro de la Propiedad a los que ha tenido acceso esta revista. Es el primero de los pisos que compró, en 1990, cuando presentaba La bisagra en Radio Nacional de España. Ese año adquirió el 50 por ciento de la vivienda por nueve millones de las antiguas pesetas; la otra mitad fue adquirida por su pareja de ese momento. Sardá compró a esa persona su parte en 1991. En total, pagó una cantidad cercana a los 90.000 euros. Quince años después, suma una fortuna considerable y ha incrementado su patrimonio inmobiliario con la compra de otras viviendas. Sólo en Balandrix, el saldo de inmuebles pasó de 90.000 euros en 1999 a 1.369.746 en el año 2003. Eso sí, salvando su gran finca de Canet de Mar y el céntrico piso de Balmes, las adquisiciones de Sardá son pequeños inmuebles en barrios populares de Barcelona. Muy discretos, muy a tono con el personaje.
En 1994, Javier Sardá adquirió su segunda propiedad en Barcelona. Por aquel entonces presentaba el matinal La ventana en la Cadena SER. Se trata de un pequeño apartamento de 52 metros cuadrados –más seis metros de terraza– en la Gran Vía de les Corts Catalanes. El periodista puso el piso a nombre de Balandrix. Al tiempo que aumenta su patrimonio inmobiliario, no se olvida de sus amigos. Entre los años 1992 y 1995, Javier Sardá figura como avalista en tres créditos a favor de un técnico de sonido, antiguo compañero de RNE. Por aquel entonces, el periodista declaraba como profesión técnico en electrónica y relaciones públicas.
Pero no será hasta 1998 cuando el presentador de Crónicas marcianas realice su primer gran desembolso económico. El periodista adquiere su casa de Canet de Mar por un precio, declarado en escritura, de 397.870 euros, aunque el valor real de la venta se estima que ascendió a alrededor de 600.000 euros. La propiedad está llamada a convertirse en el refugio de Sardá y, además, es allí a donde traslada en 1999 el domicilio social de Balandrix, que antes figuraba en su piso de la calle Balmes. La elección de Canet de Mar para comprarse su posesión no es casual. En la bella localidad, situada al norte de Barcelona, centro cultural catalán de los años setenta, nacieron los hermanos Mainat, Josep Maria y el tristemente fallecido Joan Ramón, íntimo amigo de Sardá.
La finca, situada entre los parajes de La Barnoya y Albó, está rodeada de árboles que la ocultan a los ojos de los curiosos. Consta de una vivienda unifamiliar de tres plantas, de 300 metros cuadrados construidos, y un terreno de 22.000 metros cuadrados. Parte de la finca está destinada a jardín, otra parte es para zona de cultivo y el resto es bosque. Para pagar su nueva y gran propiedad, el periodista, más que confiar en su éxito televisivo, lo hizo en la hipoteca a 20 años que pidió a un banco catalán por importe de 150.253 euros. El préstamo quedó liquidado poco tiempo después.
Las ganancias por su labor de presentador de Crónicas marcianas pronto comenzaron a aumentar considerablemente, como queda de manifiesto en las cuentas de Balandrix. En 1998 cerró el ejercicio con unos ingresos de 1.559.757 euros, que aumentan en 200.000 euros en 1999. Con cada renegociación del contrato de Sardá –que en su primera temporada empezó cobrando 1.200.000 euros– con Telecinco, Balandrix va sumando ceros a su cuenta de ingresos. Imbatible, el periodista consigue deshacerse de cuantos rivales se enfrentan en su franja nocturna para hacerle sombra. Al tiempo que se afianza como el comunicador con mayor proyección del panorama audiovisual, Sardá, que ya es el mejor pagado de la televisión, sigue sumando patrimonio. Un apartamento en la calle Mallorca de Barcelona es su cuarta adquisición. Como siempre a nombre de Balandrix, que desembolsa por el inmueble, de 47 metros cuadrados, 117.097 euros, una cantidad ajustada al tipo de la vivienda. Lo mismo ocurrirá con la que, hasta el momento, es la última adquisición de Balandrix. Una finca ubicada en la calle Fluvià, del Polígono de San Martín de Provensals de la ciudad. Por este inmueble, la sociedad de Sardá desembolsó en febrero de 2004 la cantidad de 159.300 euros. Nuevamente, se trata de un pequeño apartamento de tan sólo 62 metros cuadrados.
Pero Javier Sardá, además de incrementar su patrimonio, es un hombre a quien también le gusta disfrutar de la vida. Navegar y volar son dos de sus aficiones. En 2002, el periodista adquirió un barco, de procedencia noruega, a medias con un amigo de Canet de Mar. Se trata de un velero de 10,87 metros de eslora, con motor de 570 caballos, marca Windy Boats. Por la embarcación, llamada Jaumet, desembolsó 60.000 euros. Aunque, apenas pasados tres años, Sardá decidió ponerla a la venta. Fue el pasado mes de julio. Al periodista, según ha podido saber interviú, le resulta más fácil, cuando lo desea, alquilar una embarcación que mantener la suya propia.
Pasión por las cuatro ruedas
Lo mismo ocurre con la avioneta con la que acostumbraba volar por La Cerdanya. Oficialmente, no hay ninguna aeronave a nombre del periodista o de su empresa, aunque en distintas ocasiones ha reconocido públicamente ser propietario de una avioneta.
Además, Sardá siente pasión por los coches. A nombre de Balandrix figura un Jeep Wrangler, matriculado en 2002 y valorado en 60.000 euros. Una moto de marca Yamaha y dos coches antiguos, un Triumph y un Seat 850, completan la colección.
En 2003, Javier Sardá renegoció de nuevo con Telecinco y firmó por otras tres temporadas como presentador de Crónicas marcianas, hasta la finalización del curso 2006-07. Ese mismo año, el caché del periodista ascendía ya a los seis millones de euros anuales y su empresa Balandrix, según los últimos datos sobre la sociedad disponibles en el Registro Mercantil, cerró el ejercicio con unos ingresos de 3.007.957 euros. Cantidad que pronto se verá incrementada, ya que en las dos últimas temporadas el sueldo del periodista ha rondado los nueve millones de euros anuales. La suma total de los beneficios obtenidos por su trabajo al frente de Crónicas marcianas le ha facilitado la creación de un colchón económico que, a la vista de los datos, le permitirá retirarse a descansar no sólo por un año, sino por todo el tiempo que guste.
Publicado en: Interviu
Etiquetas: Progresía
1 Comments:
Bueno, bueno, bueno, Javier Sardá Tamaró, todo un personaje, como muy bien comentáis, hermético, y que además, el pobre, se lamentaba sobre su éxito, que deseaba hacer un programa, me imagino que de televisión, que NO tuviera éxito. Este hombre es un genio o un chulo (?), pa mí que la aguja del cuentakilómetros se me va a la de genio, porque el jodío tiene razón: Todos y cada uno de los programas que ha hecho, de radio y de televisión, han tenido un éxito apabullante, quizá, el único que no tuvo tanto éxito era el de los gallifantes, creo, aunque todavía cuando alguien hace o dice una gracieta desafortunada, aún hay alguien que le dice: "toma, un gallifante".
Quizás este hermetismo sea lo que le hace triunfar, o quizá, y me apoyo más en esta teoría, que su éxito reside en una base sólida de trabajo y esfuerzo ¿No te jode? Pues sí, ¿qué querías? Sí, señores, esos que nos repugnan por sus sobresalientes y matrículas de honor, son los que triunfan y luego van en los coches descapotables con las gafas de sol negras y dos piazo jamonas detrás. No hay recompensa sin trabajo previo, o, no recogerás tu fruto si no trabajas tu campo antes.
El señor Sardá, merece el respeto de la gente, y cómo no, no se merece el éxito que está teniendo porque se me antoja que al pobre, acostumat a traballá molt, ahora con medio peo de burra, consiga tantas manzanas de su manzano.
Si lee esto, Javier, que sepas que contigo empecé a hablar con la tele y me diagnosticaron esquizofrenia, cosa que me hizo, no tenerte miedo, pero sí temer ver la tele, y es que joío, lo haces muy bien, y no te envidio, porque yo, que soy un gandul, no sacaba sobresalientes, pero sacaba notables, ahora eso sí, mi manzano no me da ni manzanas ni peras ni ná, pero me da sombra, pa acostarme debajo de él mientras muerdo un haz de hinojo.
Yo, Juan Montoya López, y encantado, espero que lea esto.
Mi web: http://www.juanmontoyalopez.es
Publicar un comentario
<< Home